El reflejo de «Succession»: Las ventajas y desafíos de seguir los pasos de los padres

El drama que implica heredar un negocio familiar es innegable. Como prueba, basta con sintonizar la temporada final de Succession, que acaba de comenzar en HBO. O bien, leer la novela Buddenbrooks de Thomas Mann, que relata el declive y colapso de una familia de comerciantes alemanes a lo largo de cuatro generaciones. Aunque se trata de ficción, la trama refleja dilemas muy reales de trabajar para una empresa dirigida por un familiar, especialmente si éste es el fundador o propietario.

Aunque el nepotismo está mal visto en la actualidad, la mayoría de las empresas del mundo son negocios familiares. Algunos, como el imperio mediático de Rupert Murdoch (supuestamente inspiración de Succession) o el conglomerado de lujo LVMH de Bernard Arnault, son corporaciones globales gigantes que han adquirido otras empresas familiares. Pero independientemente de su tamaño, todas las empresas familiares enfrentan desafíos comunes. La lealtad familiar y el pensamiento multigeneracional pueden convertirse en resistencia al cambio, lo que puede chocar con los intereses de los accionistas externos.

Sucesión o muerte

El proceso de transición generacional también puede ser difícil para el personal no familiar, lo que plantea preguntas incómodas sobre la movilidad social. Además, el heredero corporativo a menudo se enfrenta a la presión de cumplir con las expectativas familiares y continuar un legado mientras persigue sus propias metas personales. Aunque algunas empresas se presentan como meritocráticas, el hecho de ser un miembro de la familia fundadora puede llevar a la sospecha de que el éxito no es merecido.

Las fricciones familiares pueden afectar el negocio, y viceversa. En India, la amarga pelea entre Mukesh y Anil Ambani por el control de Reliance Industries, su imperio heredado, duró años después de la muerte de su padre sin dejar testamento. Por eso, algunos herederos deciden mantener sus acciones pero seguir una carrera en otra empresa, como los Walton que no trabajan para Walmart o los Hoffmanns que no son ejecutivos de Roche.

Sin embargo, preservar el legado de un imperio puede ser gratificante si el heredero demuestra pasión y persistencia. Pero para ganarse el respeto de sus compañeros y subordinados, es importante trabajar duro y ser modesto. En última instancia, heredar un negocio familiar no es un derecho, sino algo que se debe ganar. Como dice la vieja frase, “una empresa familiar no es un negocio que se hereda de los padres, sino uno que se toma prestado de los hijos”. El desprecio por esta pepita de sabiduría es lo que hace que Succession sea tan fascinante y que Waystar Royco sea tan disfuncional.